viernes, 18 de julio de 2014

Triatlón Media Distancia de Riaño 2014

 Crónica por César Vega



Para variar voy a empezar una crónica por la conclusión final. Cuando no estás lo suficientemente preparado, no compitas, en el peor de los casos te lesionas, y si eres afortunado y tu cuerpo resiste, simplemente sufres como un perro.

Y eso último me pasó a mi en Riaño en una prueba ejemplar, de 11, buena (organización ejemplar), bonita (entorno maravilloso) y barata (70€ por un ½ IM es un precio más que competitivo). Se supone que un VT1 no solamente lo es por edad, sino también por la experiencia acumulada y en mi caso (con experiencia ya en estas distancias) sabía positivamente que no estaba para correr una media maratón y menos con el circuito tan duro que nos obsequiaron, pero no adelantemos acontecimientos y vamos a la prueba.


Se nadaban los 1900 en el pantano de Riaño con agua muy fresca. A pesar de ser el pantano más grande de Castilla y León nos empeñamos en ir todos juntos y en la primera vuelta nos dimos más golpes que en el canal de Castilla, ya en la segunda se abrieron huecos y pudimos nadar a nuestro aire. Yo consciente de mis limitaciones me dedique a conservar y salí con unos 40 minutitos, un poco peor de lo previsto, pero aceptable.



Mención aparte merece la primera transición que se desarrollaba en la cuesta de acceso al pantano con una pendiente superior al 10% y donde era literalmente imposible (y así nos avisó Amancio) hacer una cabalgadura descalzo. Hubo quién optó por subir la cuesta descalzo (craso error por las piedrecitas que se clavaban) y otros optamos por cabalgar calzados que creo que fue la mejor opción ya que adelanté en la cuesta a unos pocos “corredores”.



El circuito de bici era engañoso ya que constaba de tres vueltas sin grandes desniveles (para estar en medio de los picos de Europa) pero con un continuo sube-baja que daba un desnivel positivo de 400 m por vuelta que no es moco de pavo, a eso se le unía un continuo viento (generalmente lateral) que hacia que gastases más de lo que creías, creo objetivamente que hice un buen sector adelantando a unos 10 ciclistas, alimentándome correctamente (la experiencia es un grado), y relajando los últimos 7 km para llegar lo más fresco posible a la carrera.



Y es en la carrera donde por este orden pequé y peté. Una microrotura de fibras en el gemelo me había tenido casi un mes si correr ni un metro, y aún así sabiendo que no estaba preparado me presenté en la prueba, mi primer pecado fue la avaricia, fui porque lo había pagado. Es cierto que me apunté en marzo y que tenía bien planificado el entrenamiento para llegar bien, pero si las circunstancias cambian hay que ser lo suficientemente maduro para adaptarse. No obstante una vez que estaba en la prueba me dije, venga nadamos, hacemos una buena bici y me retiro con dignidad antes de correr, y ese fue el segundo pecado, la soberbia, el creer que una buena forma física general vale para todo y evidentemente no es así, la capacidad física es limitada.



Y más con la encerrona de la media maratón que nos metieron, para los que no conocen Riaño, os lo resumo: Sólo hay dos direcciones, cuesta arriba y cuesta abajo, además al estar encajonado entre la carretera general y el pantano, el espacio es muy limitado por lo que el circuito era de 5 vueltas demoledoras donde sólo pensabas en lo que te queda.
La primera vuelta ya vi que lo que me esperaba era un infierno, a pesar de ir corriendo me iban adelantando compañeros, el apoyo de la familia y de todo el público (impresionante) me hizo tomar una decisión que todavía no se si es la correcta, terminar cueste lo que cueste y claro en la segunda vuelta (de 5) peté, me marqué la obligación de subir andando los cuestones e ir trotando a mi ritmo el resto del recorrido, y así hasta el final, sufriendo como no lo he hecho en mi vida. Evidentemente a ritmo de peña de San Antolín el gemelo no me dio ningún problema y tampoco es consuelo que el 80% de los corredores en sus últimas vueltas también terminaran andando, hacer una media maratón en más de 2 horas y 10 minutos es indigno, no ya por el tiempo en sí, sino por la certeza previa de que sabia que esto me sucedería, y es que llegado cierto momento, terminar no es lo importante, e incluso el tiempo final o el puesto es relativo, uno compite por estar contento consigo mismo y yo desde luego en esta ocasión no lo he estado.


Como nota positiva, además de recomendar este triatlón a aquellos que si que estéis preparados, si que estoy satisfecho de mi capacidad psicológica para seguir corriendo sabiendo que me faltaban más de 15 km de auténtico infierno.  

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